¿Cómo preparar una mochila?

Para aquellos que no estén familiarizados con el concepto mochilero, y sin mayor intención que la de aportar un ejemplo particular, os voy a “desvelar” los detalles del equipaje que he preparado para este viaje sin vuelo de vuelta. 

En principio la zona a patear es el Sudeste Asiático, siendo difícil que bajemos de los 20º en estas fechas. Llevo bastantes cachivaches, como el ordenador desde el que estoy escribiendo, por lo que el peso total, unos 11kg, sobrepasa ligeramente lo recomendable. Estoy acostumbrado a hacer rutas de montaña con bastante más peso, pero si no estamos ejercitados en este sentido, quizás es más conveniente quedarnos en torno a los 7-8kg.

A continuación iré detallando la composición del equipaje, con soporte gráfico real a modo de animación tomado durante su preparación:


1. Mochila

Tiene una capacidad de 60L con 2 compartimentos, 2 bolsillos laterales y 1 bolsillo superior. Lleva conmigo desde tiempos inmemoriales, por lo que no es excesivamente ligera, pero sí cómoda, con ventilación en la espalda, asas anchas, sujeción a la cintura y al pecho y con funda impermeable. No la llevo cargada al 100%.

Aunque no aparece en la fotografía, llevo también una mochila pequeña “tipo saco” para el día a día. Esta mochila adicional me permite, además, compensar pesos durante la facturación en los aeropuertos, de manera que los 11kg de mochila total se convierten en 7-8kg de mochila grande con los elementos más voluminosos más 3-4kg de mochila pequeña con los elementos más pesados (que entra dentro de los límites de equipaje de mano de la mayoría de las compañías).

2. Ropa y calzado

Tal y como comenté en los Preparativos, para la ropa aplico la “regla de 3”: 3 camisetas, 3 partes de abajo (1 pantalón + 1 pantalón corto + 1 bermuda), 3 piezas de ropa interior y 3 calcetines. Además llevo también 1 chubasquero + 1 sudadera + 1 gorra. Para aislar la ropa y comprimirla, empleo bolsas de plástico con cierre hermético: de esta forma la ropa no se contamina con otros olores y, en el más que probable caso de que nos pille un chaparrón en medio de la nada, nos aseguraremos de que no acabe chorreando…

En cuanto al calzado, el día a día suelo hacerlo con las chanclas que aparecen en la fotografía. Sin embargo, para las rutas por la selva o los pateos largos, utilizo calzado técnico patrocinado por… ¡unos peazo compañeros de trabajo!

3. Saco, toalla y mosquitera

El saco que llevo es de verano, por lo que tiene dimensiones y peso reducidos. La toalla apenas ocupa espacio. La mosquitera, aunque algo voluminosa, me está viniendo de lujo en algunos lugares plagados de mosquitos.

4. Botiquín y bolsa de aseo

Mi botiquín es literalmente un “tupper” hermético, con un volumen ajustado al contenido: 1 caja de antibióticos, 1 caja de paracetamol, 1 caja ibuprofeno, 1 caja de protector gástrico, 2 cajas de suero en polvo, 2 cajas de Malarone, 1 caja de pastillas potabilizadoras, 1 termómetro, 1 bote de Cristalmina, tiritas, gasas, tijeras pequeñas y 1 manta de rescate. Lamentablemente no entiendo mucho de primeros auxilios (está dentro del montón de tareas pendientes…), así que si tenéis algún contacto al que preguntar sobre qué contenidos llevar, mejor que mejor. Por lo pronto, durante el viaje he conocido a un mochilero, médico de profesión, al que le salvó la vida llevar adrenalina en el botiquín (aunque debido a las agujas no siempre le era sencillo pasar el control de equipaje en los aeropuertos).

En cuanto a la bolsa de aseo, he metido un cepillo, pasta de dientes, hilo dental, cortaúñas, desodorante, gel/champú de viaje y protección solar. Aunque inicialmente no llevaba repelente antimosquitos, lo he adquirido durante el viaje, especialmente para las zonas de selva. Es conveniente minimizar el uso de este tipo de productos, ya que son dañinos para el ser humano y el medio ambiente.

Recordad comprobar las restricciones de equipaje de mano en cuanto al volumen de líquidos permitidos; suele ser un máximo de 1L, repartido en botes de 100ml como mucho, y deben sacarse durante el control de equipajes, idealmente en una bolsa transparente como la que se muestra en las imágenes.

5. Electrónica

Al igual que en el caso del botiquín, he empleado un “tupper” hermético para empaquetar toda la electrónica y mantenerla aislada frente a posibles humedades. Dentro de esta caja llevo una cámara normalita (espero saltar a una gama superior algún día…), una cámara deportiva/acuática también bastante básica, 2 baterías de recambio para cada cámara, un Smartphone libre, una batería auxiliar para recargar el móvil, un adaptador de enchufes universal, un adaptador con varios puertos USB (para poder cargar varios dispositivos a partir de una única toma de corriente) y 2 cables USB-miniUSB. A parte, traigo conmigo el ordenador desde el que estoy escribiendo; tras consultar diversas fuentes, opté por uno convertible en Tablet, con pantalla táctil de 10”, 4Gb de RAM, 128Gb de disco duro SSD y un peso aproximado de 1kg con la funda.

6. Cachivaches varios

Este apartado hace referencia a todos los elementos que, siendo importantes para mí, probablemente no lo sean para todo el mundo (podrían incluirse también algunos de los aparatos electrónicos mencionados en el apartado anterior, tales como el ordenador portátil): gafas y tubo para hacer snorkel, gafas de sol, una brújula, un frontal, varios mosquetones, una cuerda fina de nylon de 20m, un candado, un mechero, un vaso de aluminio con cubiertos, una baraja de cartas y, lo más aparatoso, mi amada flauta travesera.

7. Documentos, tarjetas de crédito/débito y dinero en metálico

Personalmente soy partidario de llevar los documentos importantes (pasaporte, DNI, permiso de conducir y visados), las tarjetas y el dinero en metálico siempre encima, en una riñonera interior. Antes de comenzar el viaje abrí una cuenta en un banco que me permite sacar dinero sin comisión, por lo que no necesito llevar mucho “cash”. No obstante, en países como Tailandia, es el banco local el que aplica comisión, por lo que es recomendable llevar también euros en metálico para cambiarlos directamente. 

En una pequeña carpeta guardo un par de copias de los documentos importantes, junto con un mapa de carreteras del mundo. Estas copias las tengo accesibles online en Dropbox, un repositorio digital que funciona bastante bien. Si no lo conocéis, podéis crearos una cuenta haciendo click aquí.


Finalmente, no hay que olvidar cargar la mochila con ¡grandes dosis de ilusión! Espero que estas referencias os puedan ser de ayuda; para más información podéis consultar los preparativos que deberían realizarse con suficiente tiempo de antelación aquí y los preparativos que podemos gestionar durante el último mes aquí.

Y como siempre, si tenéis alguna aportación, duda o sugerencia, no dudéis en dejar un comentario. ¡Gracias por leer!

Preparativos a gestionar durante el último mes

Los preparativos a gestionar antes de comenzar nuestra aventura mochilera dependen, entre otros, del tipo de viaje que realicemos, tal y como se expuso en la Conceptualización del Viaje

En el post anterior (click aquí) se expusieron una serie de preparativos que no conviene dejar para el final. El resto de preparativos pueden gestionarse con menos margen temporal, pero ¡cuidao que no nos pille el toro! Y si nos pilla, tampoco hay que agobiarse demasiado: según el destino que escojamos es fácil que podamos encontrar ropa, mochilas, repelentes, mosquiteras… a un precio incluso mejor que en nuestro país de origen.

- Mochila y saco

Es importante que la mochila sea cómoda y ligera, preferiblemente con ventilación en la espalda, con asas anchas para que no se claven en los hombros, con sujeción a la cintura y al pecho, con diferentes compartimentos y con funda impermeable. Para mi gusto la capacidad ideal en estos casos es de 60L, ya que generalmente sus dimensiones entran dentro de los límites del equipaje de mano. No conviene cargarla demasiado, por comodidad y porque durante el viaje la iremos llenando de algún que otro recuerdo material. En cuanto al peso, 7-8 kg es bastante razonable: hay compañías que establecen un peso límite de 7kg para el equipaje de mano, aunque generalmente el límite suele estar en 10kg. A parte de la mochila principal, es interesante llevar una adicional de pequeñas dimensiones para el día a día una vez asentados en algún lugar en concreto.

Nunca se sabe dónde acabaremos durmiendo y, por tanto, un saco de dormir siempre viene bien, típicamente acompañado de un aislante o esterilla. El tipo de saco estará asociado al tipo de clima por dónde nos vayamos a mover.

- Ropa y calzado

Para poder ir con poco peso, generalmente voy escogiendo climas/épocas que me permitan llevar poca ropa y aplicar la “regla de 3”: 3 camisetas, 3 partes de abajo (pantalón o bermuda), 3 piezas de ropa interior y 3 calcetines. De esta forma, llevo 1 puesta + 1 recién lavada + 1 limpia. También suelo llevar 1 chubasquero + 1 sudadera. Para aislar la ropa y comprimirla, es buena idea emplear bolsas de plástico con cierre hermético: de esta forma la ropa no se contamina con otros olores y, en el más que probable caso de que nos pille un chaparrón en medio de la nada, nos aseguraremos de que no acabe chorreando…

En cuanto al calzado, con unas simples chanclas cómodas para andar (que abracen todo el pie y tengan una buena suela) suele ser más que suficiente. En el caso de que nos vaya el trekking o andemos por sitios más comprometidos, sería recomendable llevar también calzado técnico.


- Botiquín, higiene personal y anti-mosquitos

Antes de preparar este capítulo conviene consultar las políticas de restricción de equipaje de mano de la aerolínea. En el botiquín llevaremos típicamente algún antibiótico, paracetamol, ibuprofeno, protector gástrico, desinfectante para heridas, tiritas, gasas, las archiconocidas pastillas de Malarone… En cuanto a la higiene personal, pues lo que acostumbremos a llevar en nuestras escapadas (depende de cada persona y sexo). Finalmente, existen múltiples formas para tratar de evitar las siempre molestas picaduras de mosquitos: repelente anti-mosquitos (más eficaz cuanto mayor es el índice DEET), mosquiteras, tratar la ropa con permetrina… Nótese que estos productos tienen cierto grado de toxicidad, por lo que hay que informarse de los protocolos y los posibles riesgos para la salud y el medio ambiente antes de su aplicación.

- Dispositivos electrónicos

Este es un tema muy particular. En mi caso suelo viajar con un portátil de 10.1 pulgadas de menos de 1kg de peso, una cámara normal y otra deportiva (subacuática) y un Smartphone. Importante llevar un adaptador para los enchufes y alguna pequeña regleta, baterías de recambio y alguna batería externa o solar por si no tenemos acceso a la red eléctrica.

En cuanto a las tarifas de teléfono, para mi gusto lo ideal es llevar un teléfono libre e ir adquiriendo tarjetas locales en cada destino, en caso de que realmente las necesitemos (en muchos sitios es relativamente sencillo comunicarnos con familiares y amigos vía Wifi, por lo que ni tan siquiera sería necesario disponer de crédito para llamadas). Al menos hasta que las tarifas roaming "around the world" sean más asequibles...

- Dinero

Desgraciadamente no en todos los lugares del mundo aceptan el pago con tarjeta, por lo que el dinero en efectivo y una buena riñonera serán grandes compañeros de viaje.

Hay bancos que ofrecen sacar dinero de cualquier cajero del mundo sin comisión. Sin duda esta es probablemente una de las mejores alternativas, pero hay que tener cuidado porque este slogan es algo engañoso: hay países como Tailandia donde, efectivamente nuestro banco en cuestión no nos cobra comisión, pero donde la entidad local nos cobra 5 euros (al menos en estos momentos) por cada retirada de efectivo. Por tanto, debemos informarnos antes de este aspecto para ahorrarnos sorpresas durante el viaje. Es aconsejable llevar varias tarjetas y, si una es VISA y otra MASTERCARD, mucho mejor.

A parte de esta opción, siempre es bueno llevar efectivo en euros o dólares, que podremos cambiar en cualquier casa de cambio (preferiblemente fuera del aeropuerto, donde el cambio suele ser más desfavorable). Por mi experiencia personal, esto sale mejor que solicitar la divisa directamente a nuestro banco antes del viaje, ya que la comisión del banco suele ser mayor que la de las casas de cambio. En algunos países de Latinoamérica conviene informarse también sobre las tasas de cambio “oficiales” y “extraoficiales”.

- Seguro de viaje

Al igual que en el día a día los accidentes son algo poco probable, no deberíamos temer demasiado a sufrir algún percance grave durante el viaje. Quizás sea por esto que nos cueste realizar una inversión inicial en un seguro, especialmente si vamos a viajar con un presupuesto limitado. No obstante, los costes derivados de sufrir algún accidente o de requerir atención médica, aunque no sea de extrema gravedad, pueden llegar a ser muy altos si no se está asegurado. En mi caso, he viajado sin seguro y con seguro, y la tranquilidad que te aporta el segundo caso bien vale el precio del mismo. Tras comparar diferentes opciones (con el consumo temporal que conlleva), me decanté como muchos por el Seguro de viaje mochilero de IATI. Tal y como podéis consultar en el enlace anterior, tienen un tipo de seguro con buenas coberturas que se adapta muy bien a los posibles requerimientos del viajero mochilero. Además, si entráis a través del siguiente link, dispondréis automáticamente de un 5% de descuento:



- Guías de viaje

Resulta muy útil adquirir guías de viaje de los países que vayamos a visitar para hacernos una idea de los lugares de interés, leer sobre su historia, tener una idea de las opciones de comida/alojamiento/ocio, precios… No obstante, si el factor temporal no es limitante, es totalmente recomendable mirar más allá de la “biblia del viajero” para sorprendernos con múltiples recodos sin etiquetas.

- Alojamiento

Personalmente, la reserva de alojamiento es algo que prefiero realizar "in situ" para no perder la componente aventurera del viaje. Tal y como se expuso en la Conceptualización del Viaje, al fin y al cabo, sería imposible experimentar la "suerte" si no se la invita a que aparezca ;) y, en el caso de que no apareciera, recibiríamos una clase magistral de la escuela de la vida. Todo ventajas, jeje. No obstante, sí que sería recomendable realizar una reserva de alojamiento en el caso de que se vaya a asistir a algún tipo de evento multitudinario o sea un destino muy demandado.

Existen otras alternativas de alojamiento fuera del terreno comercial, quizás más asociadas con el concepto de “slow travel”, como voluntariados, cooperación, hosters… Hay diversas webs que permiten poner en contacto a toda una creciente comunidad viajera, pero conviene comenzar la toma de contacto con cierta antelación dado que en ocasiones el tiempo de respuesta puede ser más largo de lo que, en un principio, esperamos.

- Copias de los documentos importantes

Por lo que pudiera pasar, siempre es bueno disponer de una copia física de los documentos importantes: DNI, pasaporte, permiso de conducir, visa… También resulta interesante subir una copia digital de los mismos a algún repositorio accesible online. En mi caso uso Dropbox (si aún no lo conocéis podéis daros de alta haciendo click aquí).

Aunque suene obvio, no conviene llevar juntos los originales y las copias; una opción muy común es llevar los originales siempre encima guardados en una riñonera y dejar las copias en la mochila. A mí personalmente, no me gusta separarme en ningún momento de los originales, ni tan siquiera cuando en algunos países te solicitan el pasaporte, por ejemplo, para alquilar una moto. Siempre es posible acordar con ellos el pago en metálico de alguna fianza, amén de otras estrategias con un nivel de legalidad similar al hecho de que un particular te retenga, bajo su propio interés, tu documento de identificación personal…


¡Espero no haberme enrollado demasiado! No olvidéis consultar los preparativos que es conveniente gestionar con más de un mes de antelación haciendo click aquí. Además, a modo de ejemplo particular, aquí os detallo todos y cada uno de los elementos que llevo en la mochila en este viaje sin vuelo de vuelta.

Y, por supuesto, si tenéis alguna aportación, duda o sugerencia, no dudéis en dejar un comentario. ¡Gracias por leer!

Preparativos a gestionar con más de 1 mes de antelación

Los preparativos a gestionar antes de comenzar nuestra aventura mochilera dependen, entre otros, del tipo de viaje que realicemos (ver Conceptualización del viaje). 

No conviene dejar para última hora los siguientes preparativos:

- Visados

Deberemos informarnos con suficiente tiempo de antelación de la necesidad de gestionar visados para nuestro/s destinos dado que, en ocasiones, “las cosas de palacio van despacio”. La forma más sencilla es consultar on-line la información de la embajada del país de destino en nuestro país. En España, la Web del Ministerio funciona bastante bien.

- Vacunas

A parte de las posibles vacunas obligatorias, existen vacunas recomendadas, que serán más o menos recomendables dependiendo del nivel de exposición que tengamos en el viaje. Hay que tener en cuenta que algunas vacunas se administran en 2 dosis, con una separación temporal de 1 mes, y que pueden tardar en darnos cita. Por ello ese aconseja realizar esta gestión con al menos 2 meses de antelación para que no nos pille el toro. En España, los Centros de Vacunación Internacional realizan la labor informativa y de administración de vacunas; también podemos consultar los requerimientos a través de la Web del Ministerio

Recordad que, desde hace unos años, algunas de ellas ya no entran por la Seguridad Social en España. Por ejemplo, la encefalitis japonesa, que se administra en 2 dosis, cuesta hoy por hoy la friolera de 170 euros y, si lo haces a través del Centro de Sanidad Exterior (C/ Francisco Silvela, 57, Madrid), algo nada recomendable en base a mi experiencia particular, te cobrarán además otros 18 euros por la gestión (18 euros por cada enfermedad a vacunar, entre o no por la Seguridad Social).

- Documentación

Es fundamental verificar que toda la documentación se encuentre en vigor y que no esté próxima a caducar (hay países que exigen un pasaporte válido con más de 6 meses): pasaporte, DNI, tarjetas de crédito, permiso de conducción internacional (en el caso de que fuera necesario)…


- Transportes

Si viajamos por un periodo corto de tiempo, puede ser conveniente reservar con antelación los medios de transporte o, al menos, tener una idea concreta de las opciones disponibles. Por el contrario, si viajamos sin vuelo de vuelta, quizás es más aconsejable dejar abiertos los desplazamientos intermedios y centrarnos únicamente en el vuelo de ida. En la red he visto diferentes criterios sobre cuál es el momento óptimo para la compra del billete de avión; acorde a mi experiencia personal, nunca he conseguido identificar un patrón temporal concreto. Lo que sí he experimentado en múltiples ocasiones es un incremento de los precios tras repetir la misma consulta desde el mismo ordenador; para evitar este “hurto silencioso” se me ocurren 2 opciones: hacer consultas desde distintos ordenadores o emplear la navegación de incógnito que nos facilitan los navegadores.

- Dispositivos electrónicos nuevos

Según el país donde viajemos, puede resultar más económico adquirir directamente allí los dispositivos electrónicos que nos hagan falta: teléfono móvil/smartphone, cámara, portátil, tablet, e-book, baterías repuesto, cargadores… En el caso de adquirirlos antes del viaje, convendría hacerlo con cierto tiempo de antelación para poder probarlos a fondo y contar con margen para las devoluciones/cambios si fuera necesario.

El resto de preparativos, que no precisan necesariamente de ser gestionados con tanta antelación, los he agrupado en una entrada a parte (podéis acceder a ella haciendo click aquí). Además, a modo de ejemplo particular, aquí os detallo todos y cada uno de los elementos que llevo en la mochila en este viaje sin vuelo de vuelta.

Y, por supuesto, si tenéis alguna aportación, duda o sugerencia, no dudéis en dejar un comentario. ¡Gracias por leer!

Conceptualizacion del viaje

Los preparativos a gestionar antes de irnos a la aventura mochilera dependen, entre otros, del tipo de viaje que realicemos. Aunque suene a Perogrullo, es fundamental tener una idea del concepto de viaje que queremos realizar. A grandes rasgos, se me ocurren cuatro opciones:




- OPCIÓN 1: Viaje Express

Se trataría de un viaje con vuelo de ida y vuelta, típicamente de duración inferior a 1 mes, donde tenemos una idea concreta de los lugares a visitar y del presupuesto. En estos casos el factor temporal es primordial, por lo que convendría tener una cierta planificación del tiempo a dedicar en cada lugar y de las alternativas para efectuar los desplazamientos entre los mismos, realizando incluso las reservas pertinentes de medios de transporte (vuelos internos, barcos, buses, trenes...). Reservar los billetes con cierto tiempo de antelación permite una buena planificación e incluso optimizar el gasto total aunque, ineludiblemente, seremos esclavos del reloj durante el viaje. Existen diferentes opiniones sobre cuándo es el momento óptimo para la compra de un billete de avión; sea como sea no olvidéis realizar las consultas on-line activando la "Navegación de Incógnito" o usando alguna alternativa que evite el rastreo de la IP del ordenador, ya que se ha demostrado que los buscadores de vuelos pueden llegar a incrementar los precios al realizar varias veces la misma consulta. Dependiendo del destino, puede ser recomendable realizar también alguna reserva de alojamiento pero, en base a mi experiencia particular, eso es algo que prefiero realizar "in situ" para no perder la componente aventurera del viaje. Al fin y al cabo, sería imposible experimentar la "suerte" si no se la invita a que aparezca ;) y, en el caso de que no apareciera, recibiríamos una clase magistral de la escuela de la vida. Todo ventajas, jeje. 

- OPCIÓN 2: Viaje puntual en modo "Slow travel"

En esta opción la componente temporal pierde peso, eclipsada por la búsqueda de alternativas para alargar la estancia en puntos de interés interactuando directamente con la cultura local. Son viajes en los que se sabe cuándo se sale, pero muchas veces no cuándo se regresa. Es conveniente que este aparente caos en términos de planificación esté respaldado por una idea concreta de los posibles itinerarios y países a visitar, dado que, tal y como se expondrá posteriormente, esto es fundamental para los preparativos. En este caso, más que una estimación concreta del presupuesto, tendremos típicamente un límite superior que fuerce la vuelta a casa una vez superado. Según este límite y el tiempo de viaje que estimemos, seremos más o menos austeros. Por ello resultaría más conveniente dedicar nuestro esfuerzo a encontrar alternativas de hosters/cooperación/voluntariado/etc. que nos permitan alargar la estancia, disfrutarla a pleno rendimiento y dejar que sea el viaje, sus experiencias y su paisanaje los que nos vayan guiando con paso lento en el camino.

- OPCIÓN 3: Vivir viajando

Esto sería comparable al Nirvana de un mochilero: algo por lo que muchos se esfuerzan pero que no todos consiguen. Dentro de este concepto, aún me encuentro en "1º de meditación" por lo que carezco de la sabiduría necesaria para revelar las posibles claves del éxito. Existen Blogs especializados en este concepto, potenciado por la deslocalización y la intercomunicación a nivel mundial que facilita la World Wide Web. 

- OPCIÓN 4: Te ha tocado la lotería

Esta es definitivamente la opción más cómoda, puesto que ni el tiempo ni el dinero tienen por qué ser un impedimento :P

Otra de las típicas preguntas asociadas a la conceptualización del viaje es... ¿viajar solo o acompañado? Desgraciadamente, hay que acogerse a la estereotípica respuesta gallega... "Depende". Hay tantas posibilidades como tipos de personas y tipos de relaciones entre personas, y depende también del tipo de viaje por el que aboguemos. La opción solitaria suele ir asociada a un mayor crecimiento interior, un mayor aprendizaje y posiblemente una actitud más receptiva con las posibilidades y personas con las que nos crucemos durante la andadura. Pero, dependiendo de con quién/quiénes decidamos compartir camino, aunque sea en etapas puntuales, esto también podría ser posible, con la ventaja añadida de tener un apoyo asegurado, poder compartir nuestras experiencias (me viene a la mente la película "Into the Wild") y tener un seguro de negociación por precio de grupo, jejej. No obstante, en este segundo supuesto es prácticamente seguro esperar alguna discusión que otra...

En resumen, es importante dibujar un mapa mental del viaje que queramos construir, para así tener claro los factores limitantes (básicamente tiempo o dinero), los campos donde priorizar los preparativos y si visualizamos, o no, compartir el montante de la lotería.

Si tenéis alguna aportación, duda o sugerencia, no dudéis en dejar un comentario. Gracias por leer!

Introducción

Tras realizar varias escapadas mochileras y embarcarme en un viaje sin fecha de vuelta, he decido aventurarme a crear un espacio donde ir compartiendo vivencias, reflexiones y experiencias.

En un principio la “Bitácora de un Soñador” fue concebida precisamente como un diario de a bordo de este viaje sin rumbo fijo, que de alguna forma me fuera obligando a hacer un pequeño esfuerzo de síntesis y, al mismo tiempo, me permitiera compartirlo con familiares, amigos y con la comunidad bloguera en general.  Sin embargo, tras consultar diversos blogs de viajes, algunos de gran calidad y con todo lujo de detalles (como, por ejemplo Marcando el Polo), me parecía que este concepto inicial no aportaba nada nuevo…

Siempre he tenido la impresión de que los viajes, especialmente los realizados únicamente en compañía de una mochila, tienen una cierta componente dual. Por un lado nos dan la oportunidad de descubrir el exterior, nuevos paisajes y paisanajes, olores y sabores hasta entonces inexplorados, otras culturas, otras lenguas, otras músicas… Pero, quizás de una forma menos evidente,  nos permiten también recorrer un cierto camino interior, nos dan lecciones de humildad, humanidad, amistad, nos muestran otras formas de vida, otros ritmos, otras prioridades, nos invitan a leer, a meditar, a replantearnos nuestros propios valores, nos enseñan el poder de una sonrisa…

Es por ello que me gustaría aprovechar esta aventura, que comienza en la siempre bulliciosa ciudad de Bangkok, para aunar la componente exterior e interior de esta singular vivencia mediante una invocación a la creatividad. Para cada uno de los países visitados iré actualizando un pequeño reportaje visual, de manera que sean las imágenes las que hablen por sí solas de los pasos del camino. Pero no solo eso…



Me encantaría tener la posibilidad de inmortalizar recuerdos, materializar sensaciones, dar rienda suelta a la imaginación… Con este objetivo, seleccionaré adicionalmente una única imagen de cada uno de los lugares que vaya recorriendo; no tiene por qué ser la más turística, tampoco la más fascinante, quizás los asiduos del lugar ni tan siquiera la reconozcan… Sin embargo, será la antesala a un mundo de ensueño, a algún vívido recuerdo aderezado con poesía, a una visión onírica de alguna antigua leyenda, a una canción que un duende me susurró al oído…

Así que… luces, cámara y… a soñar.