¿Cómo preparar una mochila?

Para aquellos que no estén familiarizados con el concepto mochilero, y sin mayor intención que la de aportar un ejemplo particular, os voy a “desvelar” los detalles del equipaje que he preparado para este viaje sin vuelo de vuelta. 

En principio la zona a patear es el Sudeste Asiático, siendo difícil que bajemos de los 20º en estas fechas. Llevo bastantes cachivaches, como el ordenador desde el que estoy escribiendo, por lo que el peso total, unos 11kg, sobrepasa ligeramente lo recomendable. Estoy acostumbrado a hacer rutas de montaña con bastante más peso, pero si no estamos ejercitados en este sentido, quizás es más conveniente quedarnos en torno a los 7-8kg.

A continuación iré detallando la composición del equipaje, con soporte gráfico real a modo de animación tomado durante su preparación:


1. Mochila

Tiene una capacidad de 60L con 2 compartimentos, 2 bolsillos laterales y 1 bolsillo superior. Lleva conmigo desde tiempos inmemoriales, por lo que no es excesivamente ligera, pero sí cómoda, con ventilación en la espalda, asas anchas, sujeción a la cintura y al pecho y con funda impermeable. No la llevo cargada al 100%.

Aunque no aparece en la fotografía, llevo también una mochila pequeña “tipo saco” para el día a día. Esta mochila adicional me permite, además, compensar pesos durante la facturación en los aeropuertos, de manera que los 11kg de mochila total se convierten en 7-8kg de mochila grande con los elementos más voluminosos más 3-4kg de mochila pequeña con los elementos más pesados (que entra dentro de los límites de equipaje de mano de la mayoría de las compañías).

2. Ropa y calzado

Tal y como comenté en los Preparativos, para la ropa aplico la “regla de 3”: 3 camisetas, 3 partes de abajo (1 pantalón + 1 pantalón corto + 1 bermuda), 3 piezas de ropa interior y 3 calcetines. Además llevo también 1 chubasquero + 1 sudadera + 1 gorra. Para aislar la ropa y comprimirla, empleo bolsas de plástico con cierre hermético: de esta forma la ropa no se contamina con otros olores y, en el más que probable caso de que nos pille un chaparrón en medio de la nada, nos aseguraremos de que no acabe chorreando…

En cuanto al calzado, el día a día suelo hacerlo con las chanclas que aparecen en la fotografía. Sin embargo, para las rutas por la selva o los pateos largos, utilizo calzado técnico patrocinado por… ¡unos peazo compañeros de trabajo!

3. Saco, toalla y mosquitera

El saco que llevo es de verano, por lo que tiene dimensiones y peso reducidos. La toalla apenas ocupa espacio. La mosquitera, aunque algo voluminosa, me está viniendo de lujo en algunos lugares plagados de mosquitos.

4. Botiquín y bolsa de aseo

Mi botiquín es literalmente un “tupper” hermético, con un volumen ajustado al contenido: 1 caja de antibióticos, 1 caja de paracetamol, 1 caja ibuprofeno, 1 caja de protector gástrico, 2 cajas de suero en polvo, 2 cajas de Malarone, 1 caja de pastillas potabilizadoras, 1 termómetro, 1 bote de Cristalmina, tiritas, gasas, tijeras pequeñas y 1 manta de rescate. Lamentablemente no entiendo mucho de primeros auxilios (está dentro del montón de tareas pendientes…), así que si tenéis algún contacto al que preguntar sobre qué contenidos llevar, mejor que mejor. Por lo pronto, durante el viaje he conocido a un mochilero, médico de profesión, al que le salvó la vida llevar adrenalina en el botiquín (aunque debido a las agujas no siempre le era sencillo pasar el control de equipaje en los aeropuertos).

En cuanto a la bolsa de aseo, he metido un cepillo, pasta de dientes, hilo dental, cortaúñas, desodorante, gel/champú de viaje y protección solar. Aunque inicialmente no llevaba repelente antimosquitos, lo he adquirido durante el viaje, especialmente para las zonas de selva. Es conveniente minimizar el uso de este tipo de productos, ya que son dañinos para el ser humano y el medio ambiente.

Recordad comprobar las restricciones de equipaje de mano en cuanto al volumen de líquidos permitidos; suele ser un máximo de 1L, repartido en botes de 100ml como mucho, y deben sacarse durante el control de equipajes, idealmente en una bolsa transparente como la que se muestra en las imágenes.

5. Electrónica

Al igual que en el caso del botiquín, he empleado un “tupper” hermético para empaquetar toda la electrónica y mantenerla aislada frente a posibles humedades. Dentro de esta caja llevo una cámara normalita (espero saltar a una gama superior algún día…), una cámara deportiva/acuática también bastante básica, 2 baterías de recambio para cada cámara, un Smartphone libre, una batería auxiliar para recargar el móvil, un adaptador de enchufes universal, un adaptador con varios puertos USB (para poder cargar varios dispositivos a partir de una única toma de corriente) y 2 cables USB-miniUSB. A parte, traigo conmigo el ordenador desde el que estoy escribiendo; tras consultar diversas fuentes, opté por uno convertible en Tablet, con pantalla táctil de 10”, 4Gb de RAM, 128Gb de disco duro SSD y un peso aproximado de 1kg con la funda.

6. Cachivaches varios

Este apartado hace referencia a todos los elementos que, siendo importantes para mí, probablemente no lo sean para todo el mundo (podrían incluirse también algunos de los aparatos electrónicos mencionados en el apartado anterior, tales como el ordenador portátil): gafas y tubo para hacer snorkel, gafas de sol, una brújula, un frontal, varios mosquetones, una cuerda fina de nylon de 20m, un candado, un mechero, un vaso de aluminio con cubiertos, una baraja de cartas y, lo más aparatoso, mi amada flauta travesera.

7. Documentos, tarjetas de crédito/débito y dinero en metálico

Personalmente soy partidario de llevar los documentos importantes (pasaporte, DNI, permiso de conducir y visados), las tarjetas y el dinero en metálico siempre encima, en una riñonera interior. Antes de comenzar el viaje abrí una cuenta en un banco que me permite sacar dinero sin comisión, por lo que no necesito llevar mucho “cash”. No obstante, en países como Tailandia, es el banco local el que aplica comisión, por lo que es recomendable llevar también euros en metálico para cambiarlos directamente. 

En una pequeña carpeta guardo un par de copias de los documentos importantes, junto con un mapa de carreteras del mundo. Estas copias las tengo accesibles online en Dropbox, un repositorio digital que funciona bastante bien. Si no lo conocéis, podéis crearos una cuenta haciendo click aquí.


Finalmente, no hay que olvidar cargar la mochila con ¡grandes dosis de ilusión! Espero que estas referencias os puedan ser de ayuda; para más información podéis consultar los preparativos que deberían realizarse con suficiente tiempo de antelación aquí y los preparativos que podemos gestionar durante el último mes aquí.

Y como siempre, si tenéis alguna aportación, duda o sugerencia, no dudéis en dejar un comentario. ¡Gracias por leer!

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