Los preparativos a gestionar antes de irnos a la aventura mochilera dependen, entre otros, del tipo de viaje que realicemos. Aunque suene a Perogrullo, es fundamental tener una idea del concepto de viaje que queremos realizar. A grandes rasgos, se me ocurren cuatro opciones:

- OPCIÓN 1: Viaje Express
Se trataría de un viaje con vuelo de ida y vuelta, típicamente de duración inferior a 1 mes, donde tenemos una idea concreta de los lugares a visitar y del presupuesto. En estos casos el factor temporal es primordial, por lo que convendría tener una cierta planificación del tiempo a dedicar en cada lugar y de las alternativas para efectuar los desplazamientos entre los mismos, realizando incluso las reservas pertinentes de medios de transporte (vuelos internos, barcos, buses, trenes...). Reservar los billetes con cierto tiempo de antelación permite una buena planificación e incluso optimizar el gasto total aunque, ineludiblemente, seremos esclavos del reloj durante el viaje. Existen diferentes opiniones sobre cuándo es el momento óptimo para la compra de un billete de avión; sea como sea no olvidéis realizar las consultas on-line activando la "Navegación de Incógnito" o usando alguna alternativa que evite el rastreo de la IP del ordenador, ya que se ha demostrado que los buscadores de vuelos pueden llegar a incrementar los precios al realizar varias veces la misma consulta. Dependiendo del destino, puede ser recomendable realizar también alguna reserva de alojamiento pero, en base a mi experiencia particular, eso es algo que prefiero realizar "in situ" para no perder la componente aventurera del viaje. Al fin y al cabo, sería imposible experimentar la "suerte" si no se la invita a que aparezca ;) y, en el caso de que no apareciera, recibiríamos una clase magistral de la escuela de la vida. Todo ventajas, jeje.
- OPCIÓN 2: Viaje puntual en modo "Slow travel"
En esta opción la componente temporal pierde peso, eclipsada por la búsqueda de alternativas para alargar la estancia en puntos de interés interactuando directamente con la cultura local. Son viajes en los que se sabe cuándo se sale, pero muchas veces no cuándo se regresa. Es conveniente que este aparente caos en términos de planificación esté respaldado por una idea concreta de los posibles itinerarios y países a visitar, dado que, tal y como se expondrá posteriormente, esto es fundamental para los preparativos. En este caso, más que una estimación concreta del presupuesto, tendremos típicamente un límite superior que fuerce la vuelta a casa una vez superado. Según este límite y el tiempo de viaje que estimemos, seremos más o menos austeros. Por ello resultaría más conveniente dedicar nuestro esfuerzo a encontrar alternativas de hosters/cooperación/voluntariado/etc. que nos permitan alargar la estancia, disfrutarla a pleno rendimiento y dejar que sea el viaje, sus experiencias y su paisanaje los que nos vayan guiando con paso lento en el camino.
- OPCIÓN 3: Vivir viajando
Esto sería comparable al Nirvana de un mochilero: algo por lo que muchos se esfuerzan pero que no todos consiguen. Dentro de este concepto, aún me encuentro en "1º de meditación" por lo que carezco de la sabiduría necesaria para revelar las posibles claves del éxito. Existen Blogs especializados en este concepto, potenciado por la deslocalización y la intercomunicación a nivel mundial que facilita la World Wide Web.
- OPCIÓN 4: Te ha tocado la lotería
Esta es definitivamente la opción más cómoda, puesto que ni el tiempo ni el dinero tienen por qué ser un impedimento :P
Otra de las típicas preguntas asociadas a la conceptualización del viaje es... ¿viajar solo o acompañado? Desgraciadamente, hay que acogerse a la estereotípica respuesta gallega... "Depende". Hay tantas posibilidades como tipos de personas y tipos de relaciones entre personas, y depende también del tipo de viaje por el que aboguemos. La opción solitaria suele ir asociada a un mayor crecimiento interior, un mayor aprendizaje y posiblemente una actitud más receptiva con las posibilidades y personas con las que nos crucemos durante la andadura. Pero, dependiendo de con quién/quiénes decidamos compartir camino, aunque sea en etapas puntuales, esto también podría ser posible, con la ventaja añadida de tener un apoyo asegurado, poder compartir nuestras experiencias (me viene a la mente la película "Into the Wild") y tener un seguro de negociación por precio de grupo, jejej. No obstante, en este segundo supuesto es prácticamente seguro esperar alguna discusión que otra...
En resumen, es importante dibujar un mapa mental del viaje que queramos construir, para así tener claro los factores limitantes (básicamente tiempo o dinero), los campos donde priorizar los preparativos y si visualizamos, o no, compartir el montante de la lotería.
Si tenéis alguna aportación, duda o sugerencia, no dudéis en dejar un comentario. Gracias por leer!
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